Los grupos de dificultades de adquisición del rol de terapeuta (DART) son grupos destinados a promover la reflexión y la ayuda mutua entre profesionales vinculados a psicoterapia. Ser terapeuta no es una tarea sencilla. Implica tener capacidad de escucha y requiere dejar de lado nuestros juicios de valor, nuestra carga moral previa, es decir, replantearnos lo que nosotros somos. Los terapeutas son el terapia el instrumento principal, funcionan como un espejo, reflejan las dificultades del otro, le devuelven una imagen de su forma de relacionarse e intentan promover otro tipo distinto de vinculación y de afrontamiento de la propia vida. Pero para poder ser instrumento, el terapeuta precisa conocerse. Necesita saber porqué el paciente que tiene en frente le cae tan bien y porqué le cae tan mal (lo que llamamos contratrasferencia). Cuando el paciente nos cae demasiado bien corremos el riesgo de "conchabear" y cuando nos cae mal podemos terminar por confrontalo con demasiada dureza o retirarle nuestra atención. Tendremos que estar atentos en terapia también a qué rol adoptamos cuando nos sentamos frente a un paciente. Estaremos atentos a si nos estamos comportando maternalmente, nos fijaremos en si la seducción se pone en juego en algún momento, intentaremos ser conscientes de si el paciente nos apabulla y nos sentimos en un plano inferior o si por el contrario tendemos a posicionaros por encima como "la persona que sabe lo que hay que hacer". En general, todas las relaciones que implican un vínculo estrecho y en las que una las personas tiene como objetivo el servicio al otro (como es el caso de la medicina, la psicoterapia, la educación, etc) son relaciones asimétricas. Esto no quiere decir que tengan que ser autoritarias, sino que ambas personas no se encuentran en la misma posición. Y es por ello que es tan frecuente que aparezca lo que denominamos narcisismo terapéutico. Resulta fácil que los terapeutas nos sobreimpliquemos o adquiramos un rol de salvador. En terapia conviene saber que nadie puede salvar a nadie, solo uno mismo podrá salvarse. De creer lo contrario es fácil que tendamos a manifestarnos como omnipotentes y a considerar que la persona no sabe lo que le conviene. A día de hoy se considera cada vez más que debemos buscar una perspectiva que coloque al paciente en el centro y que lo considere protagonista y responsable de su propia historia.
Pero conseguir facilitar este proceso no es, tal y como venimos diciendo,
cuestión baladí. Los terapeutas pasamos a menudo por un largo proceso
de autoconocimiento, de cuestionamiento de nuestras propios valores, de
observación de nuestra propia forma de relacionarnos. Porque todos estos factores serán
fundamentales para entender lo que pasa en la terapia. En terapia está lo que
pone el otro, lo que pongo yo y lo que construímos juntos. Para lidiar con
todas estas dificultades se vienen realizando desde hace casi un siglo diversas
reuniones entre profesionales para reflexionar sobre la evolución de los casos
que atienden. Estas reuniones pueden adquirir el formato de una supervisión en
el sentido psicoanalítico, pueden orientarse como sesiones clínicas (en las que
el rol del terapeuta queda a menudo olvidado) o pueden el formado de los grupos
DART que hemos introducido donde las dificultades del terapeuta toma
especial relevancia.
Ha habido algunas
metodologías que han enriquecido mucho el funcionamiento de estos grupos.
Quisiéramos destacar la metodología de grupos Balint que viene ya la de los años 50 del siglo pasado y que se usa tanto para
formación, como prevención del burnout y como instrumento en la adquisición del
rol de terapeuta. Los Grupos Balint funcionan mediante sesiones de
encuentro entre varios profesionales y un conductor, para exponer y reflexionar
conjuntamente, a través de casos concretos, sobre las dificultades personales
que aquellos encuentran en la práctica clínica. Las reuniones funcionan, pues,
como una mezcla de sesión clínica, grupo de reflexión y grupo de ayuda mutua.
Por desgracia, suelen
faltar espacios de este tipo en nuestro medio. Nos queda un largo camino por
recorrer.
Lucía del Río Casanova
Psiquiatra
Santiago de Compostela
Rosalía de Castro nº 44A- bajo
Cita previa al teléfono 717707566
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